
Hacia el sur-oeste del Ecuador hay un hermoso girón del suelo patrio, cuyos habitantes viven y sueñan en su labor diaria, donde, al decir de sus poetas, se abrazan a la cordillera para no caer al mar; donde el Pacífico –unas veces irredento y otras calmo—lame candorosamente sus playas con fragancias de milenios, y los Andes abren sus poderosos brazos cordillerados para sostenerlo. Se llama Provincia de El Oro. Nació en Zaruma, ciudad decana de la región, al calor de una noble y fructífera esperanza libertaria, se bautizo en Machala por resolución histórica de la Asamblea Nacional de 1884, un 23 de Abril. Hoy se columpia orgullosa y potente abrigo generoso de su cielo y de su sol, roturando las murallas del tiempo con fe, esfuerzo y optimismo unas veces sufrida y sacrificada y en otras, feliz y triunfadora; sacando fuerzas de flaqueza, hurgando la tierra con tenacidad y cariño, se ha constituido en el tercer polo económico del país después de Guayas y Pichincha.
El Oro inscribió su partida de nacimiento en Zaruma, el Veintinueve de Noviembre de 1882 con los cantones de Machala y Sta. Rosa cercenados a Guayaquil y Zaruma, separada de la Provincia de Loja. La nueva unidad provincial, con su capital en Zaruma, tuvo dos años de duración provisional, hasta que la Asamblea Nacional reunida en Quito el año de 1884 confirmo su proclamación, señalando como su definitiva capital a la ciudad de Machala, hoy conocida como la Capital Bananera del Mundo. Desde entonces viene funcionando como ente provincial con los límites que originalmente le fueron señalados y con los tres cantones primarios con que fue conformada: Machala, Santa Rosa Y Zaruma; más los once cantones que en el curso de su vida política-administrativa han sido creados de la manera siguiente: dentro del territorio correspondiente al Cantón Machala, se crearon los cantones de Pasaje y El Guabo, y del correspondiente a Pasaje, el Cantón Chilla; dentro del territorio correspondiente al Cantón Santa Rosa se creó el Cantón Arenillas; dentro del territorio correspondiente a este último surgió a la vida independiente el Cantón Huaquillas; y últimamente el Cantón Las Lajas; dentro del territorio correspondiente al Cantón Zaruma fueron creados los cantones de Atahualpa, Portovelo y Piñas, y dentro del correspondiente a este último, los cantones de Balsas y Marcabelí. Con tan abundante organización administrativa municipal dentro de un territorio relativamente pequeño, la Provincia está obligada a desenvolverse con mayor agilidad y eficiencia.
El Oro esta allí en la tierra ubérrima “acariciada por los vientos”; en la alfombra verde y uniforme que se extiende desde el río Siete al Zarumilla; y se extendiera hasta el Túmbez si el Perú no nos hubiera arrebatado por la fuerza nuestra heredad territorial. El Oro está en los pliegues y repliegues de las cordilleras de Chilla, Dumarí, Tahuín y Vizcaya; en las playas y placeres de los ríos Puyango, Arenillas, Santa Rosa, Buenavista, Palenque y Jubones; en el rumor húmedo y vaporoso del océano junto a sus paradisiacas islas de Jambelí; en la solidaridad y bondad de sus gentes; en el creador de sus escogidos y en la calidad humana de sus etnias, palpitando al ritmo de un compas moderno y creativo sin apartarse de sus ancestros. Sí, El Oro está allí, donde hay una herida que restañar y una lágrima que enjugar, porque el corazón orense esta hecho de fibras de oro y su espíritu generoso, de geniales virtualidades. El Oro esta allí donde florecen las bananeras que tanta fama le han dado y le siguen dando; en el dulce aroma de cacaotales y cafetales en flor; en las minas de oro de Zaruma y Portovelo, que con su riqueza y la pepa de oro le dieron su glorioso nombre en sublime desafío a la Historia; en fin, en el rumor colmenero del trabajo y en el beso de la madre de su hijo amado. Sí, el oro está allí siempre en el corazón de quienes lo amamos con lealtad y cariño, alta la frente y la morada austera, “somos ecuatorianos orgullosos de ser orenses”.
El Oro inscribió su partida de nacimiento en Zaruma, el Veintinueve de Noviembre de 1882 con los cantones de Machala y Sta. Rosa cercenados a Guayaquil y Zaruma, separada de la Provincia de Loja. La nueva unidad provincial, con su capital en Zaruma, tuvo dos años de duración provisional, hasta que la Asamblea Nacional reunida en Quito el año de 1884 confirmo su proclamación, señalando como su definitiva capital a la ciudad de Machala, hoy conocida como la Capital Bananera del Mundo. Desde entonces viene funcionando como ente provincial con los límites que originalmente le fueron señalados y con los tres cantones primarios con que fue conformada: Machala, Santa Rosa Y Zaruma; más los once cantones que en el curso de su vida política-administrativa han sido creados de la manera siguiente: dentro del territorio correspondiente al Cantón Machala, se crearon los cantones de Pasaje y El Guabo, y del correspondiente a Pasaje, el Cantón Chilla; dentro del territorio correspondiente al Cantón Santa Rosa se creó el Cantón Arenillas; dentro del territorio correspondiente a este último surgió a la vida independiente el Cantón Huaquillas; y últimamente el Cantón Las Lajas; dentro del territorio correspondiente al Cantón Zaruma fueron creados los cantones de Atahualpa, Portovelo y Piñas, y dentro del correspondiente a este último, los cantones de Balsas y Marcabelí. Con tan abundante organización administrativa municipal dentro de un territorio relativamente pequeño, la Provincia está obligada a desenvolverse con mayor agilidad y eficiencia.
El Oro esta allí en la tierra ubérrima “acariciada por los vientos”; en la alfombra verde y uniforme que se extiende desde el río Siete al Zarumilla; y se extendiera hasta el Túmbez si el Perú no nos hubiera arrebatado por la fuerza nuestra heredad territorial. El Oro está en los pliegues y repliegues de las cordilleras de Chilla, Dumarí, Tahuín y Vizcaya; en las playas y placeres de los ríos Puyango, Arenillas, Santa Rosa, Buenavista, Palenque y Jubones; en el rumor húmedo y vaporoso del océano junto a sus paradisiacas islas de Jambelí; en la solidaridad y bondad de sus gentes; en el creador de sus escogidos y en la calidad humana de sus etnias, palpitando al ritmo de un compas moderno y creativo sin apartarse de sus ancestros. Sí, El Oro está allí, donde hay una herida que restañar y una lágrima que enjugar, porque el corazón orense esta hecho de fibras de oro y su espíritu generoso, de geniales virtualidades. El Oro esta allí donde florecen las bananeras que tanta fama le han dado y le siguen dando; en el dulce aroma de cacaotales y cafetales en flor; en las minas de oro de Zaruma y Portovelo, que con su riqueza y la pepa de oro le dieron su glorioso nombre en sublime desafío a la Historia; en fin, en el rumor colmenero del trabajo y en el beso de la madre de su hijo amado. Sí, el oro está allí siempre en el corazón de quienes lo amamos con lealtad y cariño, alta la frente y la morada austera, “somos ecuatorianos orgullosos de ser orenses”.

felicitaciones mi pana..buena informacion
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